SAN JUAN- La emoción entre los grupos tortugueros de San Juan es palpable: Deborah, una tinglar (tortuga laúd) identificada y monitoreada desde hace años, regresó por tercera vez esta temporada antes de la medianoche, dejando lo que sería el quinto nido en la zona capitalina.
Desde 2014, organizaciones autorizadas bajo el permiso de comanejo del DRNA han trabajado activamente en la protección de tortugas marinas en peligro de extinción y la restauración de su hábitat en San Juan. Parte de este esfuerzo incluye el uso de chapas numeradas en sus aletas traseras, que permiten identificar a cada tortuga cuando regresa a anidar cada 8 a 11 días.
“Regresa porque nació aquí”, expresaron los voluntarios al recibir nuevamente a Deborah, una de las tortugas marinas más grandes del mundo. Su regreso es una confirmación del éxito de las labores de conservación que se realizan en nuestras playas.
Actualmente, ocho grupos tortugueros trabajan unidos en esta misión, y agradecen profundamente el respaldo, la colaboración y la conciencia ciudadana que hacen posible proteger estas especies milenarias.



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